Leo en la prensa que una Comisión de Expertos ha presentado al
Ministerio de Educación un informe que éste le ha pedido sobre la reforma de
universidades cuya lectura me lleva a pensar que vivimos inmersos en sistemas
perversos.
Empecemos por la propia
universidad. Las universidades son centros docentes e investigadores. La calidad
de una universidad se mide por el prestigio de sus profesores y éste está
basado en la cantidad de publicaciones y de estudios que ha dado a conocer cada
uno de ellos, de forma que el objetivo de los profesores es el estudio, la
investigación y la publicación de sus conclusiones ya que esta actividad es la
que les proporciona prestigio y les permite medrar en la profesión y ser
contratados en centros con mayores recursos que les reportan mayores ingresos y
les favorecen mayor número de estudios y publicaciones. No son contratados por
su capacidad para enseñar o para transmitir sus conocimientos a otros, o para
dirigir la investigación de sus alumnos.
Esto es un sistema perverso:
quiero profesores con mucho prestigio pues se da por supuesto que sus
conocimientos serán los que transmitan, sin embargo su prestigio está basado en
su propio trabajo y no en compartir su saber, de forma que seguirán haciendo lo
que hacían, sin que eso suponga una mejora de la enseñanza.
En la propuesta que ha presentado
la Comisión de Expertos al ministro Wert se insiste en la necesidad de reforzar
la autonomía de las universidades y de profesionalizar la tarea de gestión
universitaria, sin embargo propone que en el Consejo Rector haya una
participación de 25 % de la Comunidad Autónoma. Si se pretende profesionalizar
la gestión ¿para qué meter políticos en el Consejo? (pues siendo la Comunidad
Autónoma quien los designe serán políticos, y además serán de la cuerda del
partido que gobierne en ese momento en la Comunidad).
Aunque las propuesta añade la
recomendación de que ningún miembro del Consejo de la Universidad haya ocupado
cargo político, empresarial o sindical en organismo público alguno en los cuatro
años anteriores. Lo cual no deja de ser una perversión, pues si lo que se
pretende es que la sociedad esté representada en el más alto órgano de gestión
de las universidades ¿por qué los representantes de este colectivo deben ser
personas que ya no ostentan ninguna representatividad?. Esta propuesta no es
más que una fuente para el engaño, la manipulación y el uso engañoso de datos a
favor de intereses particulares.
Con esta reflexión nos
introducimos en la perversión del propio sistema político que compartimos.
Creíamos que la separación de poderes contribuía a mejorar el control de cada
parte y a la autorregulación dentro de cada parcela de poder que se comparta.
Sin embargo elegimos al poder legislativo, éste nombra al ejecutivo, que cuando
se encuentra con el poder pretende controlar todo lo que pueda: nombra jueces,
con lo que el poder judicial queda cercenado; participa, o quiere participar,
en la gestión de las universidades, con lo que se daña la calidad de la
educación; interviene en la administración nombrando por libre designación a
técnicos de la administración hasta niveles donde debería primar la calidad
técnica sobre la opinión política, con lo que se cercena la carrera
administrativa de excelentes funcionario públicos y se incrementa el número de
políticos que viven a rastras de un sistema perverso que les favorece.
¿Qué pasaría si votásemos por
un lado al legislativo, a las dos cámaras, y por otro al ejecutivo, al
presidente del gobierno? ¿Qué pasaría si pidiésemos a los políticos que no
interviniesen en lo judicial, pues eso es cosa de los jueces; ni en lo administrativo,
pues se debe guiar por la meritocracia y calidad técnica de los funcionarios,
ni en el ejercito, pues tiene su propio sistema de ascensos, ni en la
universidad, ni en la doctrina y las creencias de los ciudadanos pues eso debe
ser una cosa privada? ¿Qué pasaría si pidiésemos a los políticos que se
dedicasen a lo suyo sin manipular la capacidad ejecutiva que se les otorga para
promulgar leyes que le favorecen, que van desde ponerse sus propios sueldos
hasta intervenir en aspectos muy particulares que generan un batallón de
seguidores que engrosan las filas de los partidos haciendo que la financiación
de estos necesite cada vez más recursos y dando pie a practicas poco
recomendables?
Las personas no pueden desarrollar toda su capacidad dentro de sistemas perversos.