Hace unos días un amigo fotógrafo, Alfonso Sampedro, me mostró esta foto que había sacado en Senegal y la primera pregunta que me vino a la cabeza fue ¿a quien está enseñando qué, esa mujer?
Llevo muchos años trabajando bajo el criterio de las Competencias y he hecho de la motivación humana el “leit motiv” del compromiso y la excelencia en el puesto de trabajo. Me refiero a la motivación básica, la que nos enseña McClelland en Estudio de la Motivación Humana (logro, afiliación, poder).
El talento lo dejamos a un lado (o al menos yo tengo esa percepción) pese a que se nos llena la boca hablando de ello y de la importancia que tiene para las empresas. Y es que no lo entendemos bien (o al menos yo no lo he empezado a entender hasta hace poco).
¿Qué es el talento? Para José Antonio Marina es “la inteligencia triunfante”. Es esa cualidad que todos tenemos que nos hace diferentes a los demás, con la que disfrutamos, con la que hacemos especialmente bien algunas cosas, que nos atrae y nos divierte y con la que podemos pasar horas sin sentir que transcurre el tiempo. Ahora que sabemos que tenemos tres partes bien diferencias en nuestro cerebro: la reptil, que regula nuestro cuerpo, es el cerebro somático; el límbico, que regula las emociones; y el neocortex, o cerebro creativo o racional, sabemos que el talento puede estar el cualquiera de esas partes.
Siempre me ha hecho gracia oír expresiones como “es un boxeador muy inteligente” pues no relacionaba la inteligencia con la capacidad para pegar puñetazos. Pero si por eso entendemos que es una persona con gran capacidad corporal, ágil, fuerte, de reflejos rápidos y resistencia contrastada, capaz de regularse, que coordina sus movimientos y se anticipa al contrario, no dudemos que realmente es un tipo de inteligencia. Como es inteligente aquella persona que se relaciona de una forma pausada, sin hacer daño a los demás, que se preocupa por mantener un espacio grato y confortable a aquellos que le rodean y que transmite emociones positivas. Tanto como aquella otra capaz de investigar sobre organismos complejos, desarrollar teorías de gran calado argumental o identificar con facilidad la solución a problemas complejos.
Nada de esto lo aprendemos en la enseñanza reglada. Algunas personas o empresas acuden a un coach para aprenderlo.
Y si la motivación y el talento son la base del éxito de las personas ¿por qué hacemos planes de formación en base a necesidades sociales, necesidades de las empresas o de las instituciones, desde los despachos de quienes no van a tener que pasar por esos planes de formación?
¿Y si elaborásemos planes de formación en los que se fomentase la motivación y el talento del alumno para que decida qué es lo que quiere ser de mayor?