martes, 30 de julio de 2013

Zadig

Zadig es un personaje de Voltarie que va de desventura en desventura a consecuencia de su bondad y de su honestidad. En un momento de su vida se encuentra con un ermitaño con el que mantiene el siguiente diálogo: 

- Los hombres todo lo juzgan sin saber nada: tú eras, entre todos los hombres el que más merecía ser ilustrado.
- Desconfío de mi mismo … ¿es necesario que haya crímenes y desgracias? ¡y las desgracias recaen sobre hombres de bien!
- Los malos son siempre desgraciados; sirven para probar a un pequeño número de justos diseminados por la tierra, y no hay mal del que no nazca un bien.
- ¿Si no hubiera más que bien y no hubiera mal?
- Entonces esta tierra sería otra tierra, el encadenamiento de los acontecimientos sería otro orden de sabiduría.

Zadig se publicó en 1747 y parece ser que Voltaire se basó en una obra, Los Tres Príncipes de Serendip, publicada por Michele Tramezzino en Venecia en 1557, quien, a su vez, decía haber oído la historia a Christophero Armeno el cual la conocía a través de unos cuentos persas traducidos al italiano en1302.
No se trata de buscar los orígenes de esta historia, sino de poner de relieve que tras el paso de los años, de los siglos, de los milenios, los malos siguen siendo malos y parece que sacan ventaja de su perversidad, mientras que los buenos no pueden hacer nada por cambiar esa situación y finalmente quedan como ingenuos frente a muchos.

¿Tú ya has decidido? ¿Vas a ser “bueno” o vas a ser “malo”? … ¡Ah! elegir ser malo permite criticar a otros malos que sacan más ventaja.

miércoles, 10 de julio de 2013

Procrastinar

Querido y amable lector, quiero disculparme por el tiempo transcurrido desde la publicación del último post. Espero que esto no afecte a nuestra relación, y aprovecho esta circunstancia para hablar de la procrastinación, de la acción y efecto de diferir, aplazar.

 Hace unos años leí que había surgido una iniciativa para crear el club de procrastinadores, cuyo objetivo era defender el derecho a no hacer las cosas en su momento y demorarlas hasta que la situación fuese más favorable para ello. Todos los miembros fundadores estuvieron de acuerdo en crear el club y …. en aplazar su constitución “sine die”. Aún hoy no ha sido fundado.

 ¿Por qué procrastinamos?

 Una razón puede ser que la cosa en sí no nos interesa: nos aburre o no le vemos la gracia. En este sentido, como criterio para gestionar el tiempo, recomendamos centrarse en aquello que nos gusta, que nos divierte y que sabemos hacer, procurando delegar aquellas otras cosas que nos resultan más tediosas o más difíciles de abordar (que son las que quedan procrastinadas).
Otra puede ser que realmente estamos demasiado atareados y tenemos que decidir qué hacer, qué dejar de hacer y qué procrastinar (no lo quiero dejar de hacer pero no lo puedo abordar en este momento). En este grupo incorporaríamos el “derecho a la pereza”: “sí, sé que eso es importante, lo haré, lo quiero hacer, pero ahora quiero centrarme en la forma de las nubes”
Una tercera, más difícil de relacionar con razones concretas, es la necesidad de marcar espacios temporales para abordar proyectos. Desde primeros de marzo, las cosas se dejan para “después de Semana Santa”, desde mediados de noviembre, “para después de Navidades”, que es el 20 de enero; y en veranos ¿qué decir?, desde mediados de junio dejamos las cosas para “después del verano”, que es el 20 de septiembre. Estamos aplazando las cosas durante ocho mese al año. ¿Miedo a tomar decisiones? Yo creo que no, que más bien es gusto por procrastinar.

¿Tú que piensas?