miércoles, 23 de octubre de 2013

Entre las sábanas, entre las piernas.


Cuando teníamos veinte años Guillermo Fesser nos invitaba a un juego que consistía en decir refranes intercalando “entre las sábanas”, “entre las piernas”: Más vale pájaro en mano “entre las sábanas” que ciento volando “entre las piernas”. El ejercicio era gracioso y pasábamos buenos ratos buscando los refranes que sonasen más contundentes: A Dios rogando “entre las sábanas” y con el mazo dando “entre las piernas”.

 

Ahora he descubierto otra utilidad además de la diversión y es la de la creatividad. Utilizar frases contundentes, afirmaciones trascendentes o títulos pretenciosos, intercalando “entre las sábanas”, “entre las piernas”, les hace cambiar de sentido y nos permite explorar otros territorios diferentes de la realidad que mejoran nuestra percepción de las cosas.

Para poner un ejemplo he elegido al azar el título de unos cuantos debates de mis grupos de Linkedin (disculpadme los autores pero el ejercicio no tiene nada que ver con el contenido de vuestros debates, tan sólo son una muestra de cómo cambia el significado con el ejercicio propuesto):

 

El paro sube en 25.572 personas en septiembre “entre las sábanas” tras seis meses de caídas “entre las piernas”
- Si llevaba seis meses de caídas entre las piernas ya debería estar por los suelos.

5 Claves para potenciar “entre las sábanas” tu Proceso de Búsqueda de Empleo “entre las piernas”.

-  Bueno, si es para potenciar entre las sábanas la búsqueda de empleo entre las piernas, es posible que con 5 claves sea suficiente, pero si se trata de buscar empleo en otros lugares quizás 5 claves sean pocas.

Gratis el libro “El Inglés, la Meta”: Una guía de Planificación Estratégica “entre las sábanas” para lograr el objetivo de hablar inglés “entre las piernas”

- Desde luego, tener una entrepierna políglota puede ser una gran ventaja competitiva.

 

¿Cómo influye el espacio de trabajo “entre las sábanas” en el rendimiento laboral “entre las piernas”?

- Con esta pregunta vemos claramente que “el espacio de trabajo” no se refiere solamente a una cuestión de ergonomía si no que incluye a las relaciones interpersonales.


Lo que sobra “entre las sábanas” y lo que falta “entre las piernas”
- Sin comentarios.

Lo que nadie te ha dicho sobre como alcanzar el éxito “entre las sábanas” y la felicidad “entre las piernas”

- En este caso se puede apreciar que éxito y felicidad se ubican en lugares diferentes.

 

Sobre trabajo “entre las sábanas” y felicidad... “entre las piernas”

-       Nuevamente una cuestión de ubicación de significados.

 

El lenguaje verbal “entre las sábanas” de los embusteros “entre las piernas”.
-       No es cosa nueva que quien miente se debe aplicar para mantener su mentira.

 

¿Es la edad una pega “entre las sábanas” para hacer marca personal “entre las piernas”?

-       Sinceramente yo creo que sí.

 

¿Sirven las redes sociales “entre las sábanas” para encontrar empleo “entre las piernas”?

-       A las redes sociales se les atribuye más capacidad que la que realmente tienen aunque esto no es óbice para que su utilidad sea muy variada y vaya en aumento.

 

¿Qué hacer “entre las sábanas” ante un proceso de fusión “entre las piernas”?

-       Mi recomendación sería apretar bien un muslo contra el otro y esperar que el proceso pase sin afectarnos mucho.

 

Contra la exclusión de los Senior “entre las sábanas”, nuevos proyectos para Senior y Junior unidos “entre las piernas”

-       Sí señor, como debe ser.

 

Envejecer en España “entre las sábanas” es empobrecerse “entre las piernas”.

-       Totalmente de acuerdo.

 

El optimismo “entre las sábanas”: ¿Un artículo de lujo, una necesidad o una obligación “entre las piernas”?

-       No sé si es optimismo, pero ser divertido, hacer reírse a los demás, es una actitud francamente recomendable en cualquier circunstancia.

 

Por último el título de un post publicado en un grupo de financieros:

Técnicas de alargamiento “entre las sábanas” que usan los deudores “entre las piernas”

-       Y es que con la que nos está cayendo, los deudores ya no saben qué hacer.

¿Te sugieren algo estas frases? ¿Se puede utilizar este recurso como técnica de coaching para cambiar paradigmas y observar la realidad desde otras perspectivas?

Te agradeceremos tus aportaciones y comentarios.

miércoles, 2 de octubre de 2013

Sobre la capacidad de discernir


Hannah Arendt fue una filósofa alemana, de origen judío, alumna y amante de Heidegger, que se exiló en Francia para huir del acoso nazi y que, cuando éstos ocuparon el país Galo, pudo obtener un salvoconducto para viajar a Estados Unidos, donde ejerció como periodista, como catedrática en varias universidades y donde obtuvo la nacionalidad americana.

El año pasado se estrenó una película en la que se narra un pasaje de la vida de esta mujer. Los servicios de espionaje judíos detuvieron en Argentina a un dirigente de las SS, Adolph Eichmann, encargado del traslado de los prisioneros a campos de concentración (que posteriormente la dialéctica de los vencedores les dio el nombre de “campos de exterminio”). Sería juzgado en Jerusalén y ella escribió al The New Yorker postulándose como corresponsal para cubrir la noticia, justificando su interés en su propia experiencia y en su deseo de conocer de primera mano lo acontecido durante aquellos años oscuros.

Eichmann, estaba previamente condenado por toda la sociedad internacional y, especialmente, por la judía por haber enviado a miles de compatriotas a las cámaras de gas. Sin embargo, lo que Arendt pudo ver en el juicio fue a un mediocre funcionario que cumplía órdenes dentro de un aparato burocrático y que no era culpable del genocidio del que se le acusaba. Su punto de vista  le generó todo tipo de enemistades, fue declarada persona non grata por las autoridades judías, sufrió amenazas e insultos en Estados Unidos y estuvo a punto de ser despedida de su trabajo, y si no lo fue se debió a su altura intelectual que le permitió mantener y justificar su punto de vista con argumentos firmes y bien fundados.

Lo que Hannah Arendt defendía era que se juzgaba a Eichmann por genocidio y que él no era culpable de eso. Este nazi tan sólo era una pieza dentro de una maquinaria burocrática en la cual él no tenía ninguna capacidad para tomar otras decisiones diferentes a las que tomó. ¿Quién era culpable?, le preguntaban y ella respondía que los que tenían capacidad para pensar (para discernir) y que ese señor no la tenía.

A raíz de aquel episodio escribió sobre la “banalización del mal”

Toda esta historia viene al caso para preguntarnos en qué medida somos capaces de tomar nuestras propias decisiones y orientar nuestras vidas por el sendero que deseamos que vayan; en qué medida los condicionantes económicos, familiares, el ejemplo de los demás, los valores (o sin valores) de nuestra sociedad nos convierte en un mero ejecutor de conductas previsibles y establecidas para comportarnos como se espera que lo hagamos, limitando nuestra capacidad de actuar libremente.

Mediante el coaching ayudamos al cochee a que tome sus propias decisiones y que enfoque su vida por el sendero que desea ¿pero realmente tenemos capacidad para decidir cuál es el sendero que deseamos? ¿tenemos capacidad de discernir?