miércoles, 17 de diciembre de 2014

La mantequilla no engorda


Durante años la mantequilla estuvo denostada en todas las dietas alimenticias al considerarse un producto altamente graso y perjudicial por provocar colesterol. Ahora nos dicen que no, que el colesterol malo procede del consumo de carbohidratos simples y que la mantequilla consumida con moderación aporta un alto grado de nutrientes beneficiosos para la salud.
Hago esta referencia para hablar del trabajo y de la felicidad.
Un conocido experimento, mil veces citado al hablar del éxito profesional, consistente en colocar a una serie de niños delante de una golosina con la indicación de que no se la comiesen pues, si lo hacían así, más adelante obtendrían dos golosinas. El resultado era que algunos niños no resistían la tentación y se comían la golosina, mientras que otros aguantaban el tipo y esperaban a que llegase el instructor para obtener una doble recompensa. Un seguimiento posterior de aquellos niños pudo demostrar que los que fueron capaces de demorar el premio obtuvieron más éxito profesional en sus vidas.
El mensaje que se nos ha estado enviando durante años es que demoremos el premio, que pensemos en el futuro, que trabajemos con planificación a largo plazo.
Sin embargo ahora, no sé si apoyado por la evidencia de nuevos experimentos, por la inconveniencia de pensar en un futuro que desasosiega o, simplemente por la falta de perspectivas, el nuevo mensaje es: “Vive el momento”. El pasado es irrecuperable, el futuro indescifrable, la única realidad es la que estás viviendo: disfrútala.
O sea, que “la mantequilla no engorda”

jueves, 4 de diciembre de 2014

La palabra Trabajo


Dice John Kennet Galbraith que uno de los fraudes inocentes de nuestro sistema económico es utilizar la misma palabra para designar a aquella actividad que se realiza en las empresas que es dura, desagradable, monótona, a veces en entornos poco sanos y siempre mal retribuida, que a la que se realiza con gusto, propicia la creatividad, fomenta la iniciativa, se lleva a cabo en despachos agradables y está bien retribuida. No puede llamarse “trabajo” a dos actividades que son diferentes.
También nos dice que predecir el futuro es absolutamente imposible, sin embargo las empresas pagan bien a quienes ejecutan esta actividad y, cuando se equivocan, despiden a los que no han tenido nada que ver con las decisiones tomadas.
Totalmente de acuerdo en que la cosa funciona así.

Y hablando de cómo funciona la cosa comentaré una conversación que oí el otro día por la calle. Una persona le iba diciendo a otra: “Aquí las cosas funcionan así; tu te adjudicas un contrato, pero tú no lo haces, buscas a una empresa que lo haga y le pasas el contrato quedándote con una comisión. Ésta hace lo mismo y así se va pasando el contrato hasta que se encuentra a un pringao que lo hace”.

De forma que trabajar, trabajar sólo es cosa de “pringaos”.